En 1947, a propósito del estreno de Caza trágica (Caccia trágica), el cineasta italiano Giuseppe de Santis (1917-1997), nacido en Fondi, declaró que su posición frente al realismo difería de las de Cesare Zavattini y Roberto Rossellini. Para él, el realismo no anulaba del todo la ficción y podía rodearse de cierto romanticismo. «Es sobre todo una cuestión de estilo la que me separa de esos autores que permanecen de espaldas al público —expresó De Santis—. No concibo el cine en una burbuja. Lo que me preocupa es comprender cuál es la madurez actual del público. Zavattini y Rossellini trabajan primero para ellos mismos; yo, para el público, el gran público. Lo que explica quizás mis preocupaciones en cuanto a la conducta del relato. Yo quisiera que todos me entendiesen»[1].
Giuseppe de Santis se inscribe, junto a Alessandro Blasetti, Luigi Zampa, Aldo Vergano, Alberto Lattuada, Pietro Germi, Carlo Lizzani y Renato Castellani, en la generación de cineastas que al devenir una escuela el neorrealismo italiano de la posguerra, se convirtieron en discípulos aventajados en cuya obra se apreciaba un tono común que las emparentaba. El camino fue señalado por Visconti con Ossessione (1943), en la que De Santis colaboró en el guion y los diálogos y ejerció funciones de asistente de dirección. Pero es Rossellini con Roma, ciudad abierta (1945) quien abre de par en par las puertas de esa renovadora corriente.
De Santis es conceptuado por el estudioso del movimiento Patrice G. Hovald como quizás el más dotado de todos los realizadores italianos, y también el más ardiente. Justamente, ese ardor estilístico, por una parte, y por otra la pasión con que el autor pretendía alzarse en nombre de un ideal revolucionario contra todo lo que humilla y somete al hombre, condujeron a una oposición contra él desde Caccia tragica, su primera cinta, y a que fuera perjudicada su obra ulterior. El historiador Georges Sadoul lo definiría como «violento, seguro de sí mismo, barroco, con profundas preocupaciones sociales y humanas, el mejor cineasta de la segunda generación neorrealista revelada entre 1946 y 1950». En relación con los factores que incidieron en la decadencia del neorrealismo operada a fines de los años cuarenta, opinó De Santis:
«Se debe a causas ideológicas, primero que todo. El neorrealismo ha sido una revolución cultural vinculada a cuestiones políticas. Las primeras obras fueron ante todo testimonios antifascistas: contra el cine sofisticado y lenitivo preconizado por el fascismo quisimos dar a conocer al mundo la vida italiana en su dura realidad. Queríamos mirar la realidad italiana, al pueblo italiano frente a frente. Cada uno de nosotros buscó su ruta según este punto de vista. Por mi parte, traté de integrar el lado espectacular, romanesco, a la realidad social vivida».
«Zavattini piensa que basta con seguir a un hombre en la calle para descubrir a través suyo la realidad italiana. Esto por supuesto funciona para él, porque él percibe el mundo de esta manera, a través de los ojos de uno solo. Yo solo puedo ver la colectividad. Lo que me preocupa, y cada vez más, es una transfiguración de la realidad global de los seres, como grupo. Así puedo llegar a alcanzar, creo yo, una determinada eficacia espectacular y al mismo tiempo transmitir mis ideas. Parto de una situación real e inserto mis personajes, los que me sugieren mi imaginación y mi ideología».
Conocido más como crítico polémico y antifascista que como realizador, fue capaz de hundir en el cieno del Po, filmado antes por Antonioni, las piernas de Silvana Mangano, que emergía entre el fango con el rango de un mito. Tanto Caccia tragica como su exitosísimo Arroz amargo (Riso amaro, 1949) definen las características de De Santis: ideología marxista; la lucha del hombre sometido para liberarse de sus ataduras hacia un porvenir nuevo y mejor; individualidades acentuadas en un cuadro social saturado de las pasiones que rigen la conducta de esas personas; una belleza de la forma tendiente al formalismo por su exceso de búsquedas, de encuadres, y ese ímpetu del espíritu próximo al barroquismo. Respecto al rasgo distintivo de sus obras Arroz amargo y Caccia trágica, de las que es también guionista, y en las que converge, junto a la tendencia social abordada, un fuerte erotismo, declaró:
«No creo ser un director que se ocupe del erotismo; a decir verdad, nunca he pensado en las cuestiones eróticas. Lo que pretendo traducir es una determinada alegría de vivir. Para mí, el erotismo solo es símbolo de la riqueza de la naturaleza, de cierta fuerza natural. Me gustaría que el cine pudiera retomar la época del desnudo en pintura. Eso está en mi naturaleza porque está en la naturaleza».
Una catástrofe ocurrida en la escalera de una casa atiborrada por aspirantes a un puesto de mecanógrafa originó Roma a las 11 (Roma ore 11,1952), en la cual la ficción zavattiniana no es un pretexto para mostrar la realidad, sino su consecuencia. Para conocer su criterio en relación con la postura asumida frente a un hecho como este podría apelarse a su respuesta a la pregunta: ¿Qué es, en efecto, un realizador?: «Es una especie de enviado especial del Gran Diario que hace reportaje humano. He ahí lo que siempre trato de hacer a través de mis películas».
La actividad posterior de Giuseppe de Santis como guionista y realizador abarca otros ocho títulos entre 1952 y 1995. Entre estos sobresalen Un marido para Anna Zaccheo (Un marito per Anna Zaccheo,1953), Días de amor (Giorni d’amore, 1954), Hombres y lobos (Uomini e lupi, 1956), Italianos, buena gente (Italiani, brava gente, 1964), punto de inflexión en su filmografía, y Oggi è un altro giorno (1995).
Al conmemorarse el centenario del cine en 1995, el Festival de Venecia le rindió tributo por medio de la entrega de un León de Oro a la carrera de este hombre que no dejó de atravesar un duro período por haberse opuesto a la censura, enfrentarla y lograr eludirla con ingeniosas estrategias. El octogenario De Santis falleció en Roma, hace un cuarto de siglo: el 16 de mayo de 1997.
[1] Claude Beyle: «Homenaje a Giuseppe de Santis»: Education et Cinéma, marzo, 1959. Todas las declaraciones del cineasta corresponden a esta fuente.