Comencemos estos intercambios con un tema muy traído y llevado: la utilización del melodrama contemporáneo en la dramaturgia audiovisual cubana, cuestión que espero sirva de provocación a los interesados.
A raíz de la exhibición en Cuba de la telenovela El rostro de los días se produjo en el país una interesante polémica sobre la pertinencia de la manera en que se mostraban algunos conflictos en esta obra. Una de las opiniones prevalecientes, inclusive entre los especialistas, fue que se trataba de un melodrama, y que ese género justificaba la presencia de elementos que el público consideraba inverosímiles.
Motivada por la opinión de que un género como el melodrama no puede usarse para reflejar la realidad y luego no ser consecuente con ella, me gustaría disertar sobre el uso y también el abuso del melodrama en nuestro audiovisual.
El melodrama: ¿género popular o populista?
El diccionario de Oxford Lenguajes define el «melodrama» como: «Obra literaria, teatral o cinematográficadestinada al gran público, que presenta sucesos dramáticos o violentos para exaltar los sentimientos, a menudo de modo exagerado y con una escasa elaboración psicológica y artística».
Y dice más abajo: «El melodrama y la comedia son géneros cinematográficos muy populares».
Llama la atención sobre cómo esta definición subestima el melodrama como género artístico, y al reconocer que es popular, por ser de escasa elaboración estética, lo coloca más bien en el terreno de lo populista.
Sobre el tema encuentro definiciones y conceptos como el siguiente:
«La característica básica del melodrama es la utilización de lo sentimental, su exageración y enfatización hasta cruzar la frontera entre los sentimientos auténticos y el sentimentalismo, entre las emociones verdaderas y la simulación de estas».
Como se ve, se contrapone lo auténtico y lo verdadero a una simulación sentimentalista.
Por conceptos como este, el melodrama suele clasificarse como un género no realista. ¿Pero necesariamente eso implica la falta de verosimilitud a la hora de contar las historias?
Se asegura que las situaciones del melodrama son genéricas y poco desarrolladas para que el público rellene los huecos de la historia con sus vivencias personales y así ponga sus propios sentimientos en lo que se está contando.
Es un género que apela a la emoción en primera instancia, pero ¿qué tal si se usa como una herramienta para que a través de las lágrimas se llegue a una reflexión?
Si realmente queremos emocionar, no solo para lograr en los espectadores «el placer de llorar», parafraseando a Reynaldo González, sino para que razonen sobre las causas o consecuencias de las acciones de los personajes, no podemos apoyarnos en la inverosimilitud constitutiva del género para crear situaciones y soluciones a los conflictos que no respondan a una lógica elemental que se corresponda con la realidad.
¿O es que somos los espectadores tan poco perspicaces que podemos emocionarnos con sucesos que sabemos que no ocurren en la realidad según la forma en que se cuentan?
El melodrama y los estereotipos
También se afirma que los personajes creados para el melodrama son estereotipos y su carencia de elaboración se justifica con el argumento de que si fueran personajes construidos con profundidad el público no se proyectaría en ellos, pues no podría ponerles su propia identidad o la de alguien que conoce, no viviría la narración como si le estuviese sucediendo a él, y entonces no se conmovería tanto.
¿Quiere decir que Carmela, la protagonista de Conducta, ese filme notable de Ernesto Daranas, es un estereotipo, pues es un personaje melodramático? ¿Quiere decir que no puede haber una historia como esta en la realidad? Lo más simpático es que Daranas se inspiró en una maestra real para crear a su Carmela.
Por otro lado, ¿esto quiere decir que un realizador que se respete o se considere un artista con pretensiones de crear obras de alto vuelo estético tiene que cuidarse mucho de no usar el melodrama como herramienta con tal de no arriesgarse a abaratar su creación?
Bueno, querido lector, aquí están muchas interrogantes sobre la pertinencia del melodrama en nuestro audiovisual contemporáneo. Pensemos en las posibles respuestas y opinen.
Próximamente quiero traerles los criterios de Ernesto Daranas, un realizador que empezó en la radio, revolucionando el género con obras como Paredes de vidrio,Patio interior y otras, y que en mi opinión utiliza el melodrama en sus películas con una excelencia que para nada se parece a lo que se dice del maltratado género.