Todavía se escucha hablar, con cierta melancolía añorante de tiempos mejores, sobre algunas de las películas que dirigieron dos mujeres italianas, Lina Wertmüller y Liliana Cavani, sumamente notables en el esplendoroso ambiente del cine europeo de los años sesenta y setenta, la época en que se registró también, como efecto colateral, el llamado tercer risorgimento del cinema italiano. En el panorama de una de las cinematografías más fascinantes, cuyos hitos parecían demarcados, sobre todo, por cada nuevo filme de Michelangelo Antonioni, Federico Fellini o Luchino Visconti, pero también por la insurgencia de Bernardo Bertolucci y Pier Paolo Pasolini, y la popularidad mundial del western spaguetti y los giallos, supieron imponerse estas dos autoras aureoladas, muchas veces por la provocación y el escándalo, remisas a rotular su cine como «femenino» o «feminista», tal vez por pavor a una etiqueta que en el fondo también resultaba discriminadora. Lina y Liliana eran cineastas y punto. Sin adjetivos especificadores y hasta restrictivos.
Nacida el 14 de agosto de 1928, y fallecida el 9 de diciembre de 2021, Arcangela Felice Assunta Wertmüller von Elgg Spanol von Braueich, más conocida como Lina Wertmüller, descendía de una familia aristocrática suiza, como demuestra su interminable lista de nombres y apellidos. De niña fue expulsada de unos quince colegios católicos, mientras se aficionaba a las historietas, particularmente a las de Flash Gordon. Muy pronto se inclinó a la actuación teatral, estudió las obras de dramaturgos como Vladimir Nemiróvich-Dánchenko y Konstantin Stanislavski, y en 1951 se graduó de la Academia Nacional de Arte Dramático Silvio D’Amico, y se unió a la troupe de Maria Signorelli en obras de vanguardia.

Su paso al cine ocurrió cuando la esposa de Marcello Mastroianni le presentó a su famoso cónyuge, y este a su vez la llevó a que conociera a Federico Fellini, quien se transformaría en su mentor y ejercería poderosa influencia en sus películas. Trabajó como asistente de dirección en 8 ½, una de las películas más influyentes de su época, y así la futura directora se fue familiarizando con la tragicomedia, el esperpento y la tipología popular que Fellini manejaba como nadie. Wertmüller, al igual que el director de Amarcord, no intentó ocultar nunca sus simpatías por los obreros y campesinos, por los desheredados y marginales, colocados por sus historias en situaciones dramáticas, trágicas, aunque siempre con algún matiz humorístico.
Debutó con la comedia episódica I basilischi, de 1962, seguida rápidamente por el único de sus filmes que puede catalogarse como feminista: Questa volta parliamo di uomini (Hablemos de hombres, 1965), en el cual adoptaba el célebre tono tragicómico que sería característico de casi todas sus películas. Se trata de un filme de cuatro episodios, rodados en blanco y negro, protagonizados por Nino Manfredi. Después, dirigió por primera vez a Giancarlo Giannini en la película musical de 1966 Rita la zanzara, a la que siguió una secuela en 1968, Non stuzzicate la zanzara, ambas concebidas para vehicular el talento de la muy popular cantante Rita Pavone. Luego se adentró en los ásperos terrenos del western spaghetti con The Belle Starr Story, de 1968. Hasta aquí, su ecléctica filmografía evidenciaba tres influencias básicas: Fellini, el neorrealismo tardío y el cine de género italiano.

El reconocimiento internacional le llegó en la primera mitad de los años setenta con una serie de cuatro películas protagonizadas por Giancarlo Giannini: Mimí metalúrgico, herido en su honor (1972), Amor y anarquía (1973), Insólita aventura de verano (1974) y Pasqualino Settebellezze (1976). Los personajes masculinos de estas cuatro películas son anarquistas, o comunistas, mientras que las mujeres suelen ser defensoras de sus derechos, o al menos lo intentan antes de sucumbir al poder erótico del macho. La acción principal suele expresar matices iconoclastas y describir conflictos hombre-mujer en el marco de otros choques de tipo político y social. La tetralogía insiste en la tragicomedia y el eclecticismo, combinados para rendirle culto al cine y a las artes italianas, mientras que su estilo visual se caracteriza por el empleo extravagante de colores contrastantes (la dirección de arte de buena parte de sus películas fue asumida por su esposo, el diseñador Enrico Job) y por una cierta teatralidad, en tanto la cámara enfatiza siempre en las actuaciones, los rostros y los cuerpos, más que en el ambiente, dentro de una especie de frenesí emocional que además se burla de los dogmas tan amados por sus personajes, masculinos y femeninos.

Mimí metalúrgico, herido en su honor se conoció internacionalmente como The Seduction of Mimi, critica tópicos políticos y asume las convenciones de la comedia burlesca italiana, con Giancarlo Giannini en el papel de un hombre común, bastante machista, ignorante e inepto, que asume una gran variedad de posiciones ideológicas, y clases sociales, pero en todos los ámbitos consigue tener éxito. Así, el filme introduce una acerba crítica al exceso de politización en la Italia de aquella época, que alcanza incluso los temas sexuales y de género, y se mantiene en las siguientes películas de la autora.
Giancarlo Giannini se une con Mariangela Melato para protagonizar la siguiente Film d’amore e d’anarchia – Ovvero: «Stamattina alle 10 in via dei Fiori nella nota casa di tolleranza…»,llamada simplemente Amor y anarquía en los países de habla hispana. Ambientada en la Italia fascista, poco antes de que se inicie la Segunda Guerra Mundial, presenta a un anarquista que proyecta asesinar a Benito Mussolini, pero se enamora de una prostituta que trabaja en un burdel frecuentado por el protagonista, cuyas emociones (Giannini ganó el premio a mejor actor en Cannes) respecto al amor, el antifascismo, sus amigos muertos, el miedo a la muerte y su insurgente atracción por otra prostituta son examinados por el filme.

Laureada por el National Board of Review de Estados Unidos y el premio David de Donatello a la mejor música (Piero Piccioni), Insólita aventura de verano, que se llamaba originalmente Travolti da un insolito destino nell’azzurro mare d’agosto, cuenta la historia de dos náufragos en una isla desierta: una mujer rica y casada, que se siente realizada, y calma su histeria solo a través de la dominación, ligeramente abusiva, por parte de un marinero comunista y machista, convencido de que las mujeres nacieron para servirle al hombre porque ambos son náufragos en una isla desierta. De modo que las feministas que aplaudieron Hablemos de hombres blasfemaron de la sujeción del personaje de Mariangela Melato al que interpretaba Giancarlo Giannini hasta el punto de inversión de los roles de dominante y dominado. En 2002, Guy Ritchie hizo un remake del filme con Madonna en el papel principal, pero los críticos la aborrecieron en la misma medida en que amaron y discutieron la de Wertmüller, quien supo recrear la fantasía erótica masculina de la isla desierta, con una mujer a disposición del hombre, y dotó a sus personajes de un continuo conflicto a partir de que ella es una burguesa prepotente y él es un proletario en posición dominante, pero ambos se ven obligados a olvidar sus respectivas clases sociales y a comportarse solo como una mujer y un hombre aguijoneados por el instinto sexual.

En 1974, Lina Wertmüller presentó también Tutto a posto e niente in ordine, otra tragicomedia estridente, sin Giannini, e inmediatamente realizó Pasqualino Settebellezze, que alcanzó un enorme éxito internacional, incluidas cuatro candidaturas a los premios de la Academia (mejor actor, película extranjera, guion original y dirección, de modo que pasó a la historia, por lo menos a la historia del Óscar, cuando se convirtió en la primera directora en obtener la nominación en esa categoría).
En su más extraordinaria actuación, como Pasqualino Siete Bellezas, Giannini hace el papel de un pícaro hedonista, poseedor de un incombustible espíritu de supervivencia, en los años del fascismo y de la Segunda Guerra Mundial. Primero, es confinado en una institución mental por cometer un asesinato en nombre del honor de la familia, y luego es puesto en libertad para servir al ejército italiano en el frente oriental. Deserta, es capturado por los alemanes y enviado a un campo de concentración, y allí transgrede todos los tabúes éticos con tal de sobrevivir, y también emplea la seducción de una mirada melancólica capaz de llegar al corazón de cualquier mujer. Así, conquista a la directora del penal, quien lo nombra comisario de su propio pabellón y lo obliga a seleccionar prisioneros para ser ejecutados. La guerra termina, y Pasqualino regresa con su familia para encontrar que su hermana y su cuñada son meretrices. El final del filme pone en claro que lo más importante, quizás lo único verdaderamente importante para el protagonista, es sobrevivir.

Luego del éxito de Pasqualino Settebellezze y sus predecesoras inmediatas, Warner Bros. le extendió un contrato para hacer cuatro filmes hablados en inglés. Solo se realizó el primero de ellos, A Night Full of Rain, que se llamó en italiano La fine del mondo nel nostro solito letto in una notte piena di pioggia. Protagonizada por Candice Bergen y Giancarlo Giannini, y rodada en San Francisco y Roma, la película apenas tuvo éxito y provocó la anulación del contrato mencionado. La trama cuenta la difícil relación romántica entre un machista reportero italiano y una fotógrafa norteamericana feminista. El cine de la autora se estaba saturando con las mismas situaciones, repetidas en varias películas sucesivas.

En 1979, para cerrar su periplo en este período magnífico del cine italiano, en los años sesenta y setenta, Wertmüller se zafa del tándem con Giannini y dirige a las dos estrellas más internacionales del cine italiano, Sophia Loren y Marcello Mastroianni, en un filme conocido como Fatto di sangue fra due uomini per causa di una vedova. Si sospettano moventi politici, pero el título original, no comercial, apareció en el libro Guinness como el más largo de la historia del cine: Un fatto di sangue nel comune di Sculiana fra due uomini per causa di una vedova. Si sospettano moventi politici. Amore-Morte-Shimmy. Lugano belle. Tarantelle. Tarallucci e vino. La combinación Loren-Mastroianni se sabía exitosa, de modo que la autora solo tuvo que aportar su puesta en escena grandilocuente y extravangante.
Aunque la estrella de Wertmüller comenzó a eclipsarse, y nunca más alcanzaría el mismo nivel de prominencia, todavía existen méritos suficientes en las siguientes Noche de verano (1986), Ciao, Professore! (1992) y Ninfa plebea (1996), entre otras. Continuó dirigiendo cine y teatro hasta que falleció en su casa, a la edad de 93 años. En 2020 le habían otorgado un Óscar de honor, y un año antes su nombre quedó inscrito en una estrella dentro del Paseo de la Fama de Hollywood.