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Un libro para Juan Padrón

Pedro R. Noa RomeroPorPedro R. Noa Romero
abril 7, 2025
En Libros
Tiempo de Lectura: 8 minutos
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«De historietas y animaciones, la vida de Juan Padrón»

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Me gustaría comenzar esta reseña sobre De historietas y animaciones. La vida de Juan Padrón (Ediciones ICAIC) con un recuerdo de Silvia Padrón, su hija, durante la presentación que tuvo el texto en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba, el 17 de febrero de 2025.

En esa ocasión, ella rememoraba: «Cuando pienso en mi padre y este libro, me lo imagino paseando por el comedor de la casa con el libro como si fuera una pandereta, diciendo: “Me publicaron un libro, me publicaron un libro”»[1].

Y es que De historietas y animaciones. La vida de Juan Padrón es el primer volumen dedicado completamente a la obra de uno de los realizadores de animación más importantes de Iberoamérica.

De historietas y animaciones. La vida de Juan Padrón

Hasta su aparición a finales de 2024, solo existían algunos textos de acercamiento a la obra de este cineasta, la mayoría de corte más periodístico. Por cierto, algunos de ellos están incorporados como anexo al final de este volumen, bajo el título «Artículos y entrevistas».

Su autor es Aramís Acosta Caulineau (Sagua la Grande, Villa Clara, 1958), uno de los productores más importantes y con mayor trayectoria en los Estudios de Animación del ICAIC, con una filmografía de varios centenares de películas, muchas de ellas premiadas nacional e internacionalmente. Es además profesor de la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA), perteneciente al Instituto Superior de Arte (ISA), y doctor en Arte por la Universidad Politécnica de Valencia, España, por solo citar algunos elementos imprescindibles de su trayectoria académica.

Para entender el interés de Aramís Acosta en escribir el libro, y sobre todo el tono narrativo en que lo desarrolló, es necesario tener presente el vínculo de amistad entre él, Juan Padrón y su familia, así como la incidencia de Aramís Acosta en la obra de este realizador. Por tanto, voy a detenerme un poco en cómo surgió y se forjó esta relación de amistad y trabajo para después abordar el texto.

El encuentro entre un joven dibujante y uno de los grandes de la cultura cubana

En el capítulo «Nuestro Padroncito», Aramís cuenta que comenzó a trabajar en el entonces Departamento de Dibujos Animados del ICAIC en 1980 como dibujante de línea y relleno. Formaba parte del grupo de trabajo que daba el color y el contorno negro (línea) a miles de dibujos sobre acetato transparente de las películas de animación. Ese mismo año conoció a Juan Padrón y su familia.

Juan Padrón

Sus primeras impresiones acerca del realizador las describió de este modo:

«Desde el primer encuentro personal me di cuenta de que tenía delante a un hombre cuya obra y pensamiento lo situarían entre los grandes de la cultura cubana».

No obstante, y de modo más íntimo, recordó en la presentación de su libro en el Pabellón Cuba:

«Juan era un consagrado de la cinematografía de este país, por lo que cuando entraba al área donde yo trabajaba, me daba cuenta de que entre ese señor y mi puesto de trabajo existía una distancia muy grande. Lo veía como una persona inalcanzable, por lo que representaba y porque yo había seguido su obra cinematográfica.

»Pero Padrón era un ser cubanísimo, criollo, rechoncho, e inmediatamente se dio cuenta que yo era un joven ávido de lecturas, y un buen día, ese para mí inalcanzable Juan Padrón me dio el primer tomo de Yo, Claudio y Claudio, el dios y su esposa Mesalina, de Robert Graves, que no había alcanzado a comprar. Y me dijo: “Te lo presto, cuando leas este tomo me lo entregas y te doy el próximo”.

»Y a partir de ahí hubo un acercamiento a través de la literatura, de su humor, de su enorme cultura, de su manera de dirigir películas, que me fueron identificando con ese gran señor, quien se llegó a convertir en un gran amigo»[2].

De revisor a productor

La cercanía profesional entre el realizador Juan Padrón y el joven Aramís Acosta comenzó a acortarse cuando a este último lo nombran, a finales de 1981, revisor de calidad del proceso cinematográfico[3].

Aramís Acosta

En la filmografía incluida en el libro, Aramís Acosta, como revisor de un filme dirigido por Padrón, aparece por primera vez en uno de sus cortos más importantes: Viva papi (1982), considerada una de las obras más experimentales de los dibujos animados cubanos durante la década de los ochenta del siglo pasado.

Su salto profesional más alto lo consigue a finales de 1985, pero no será hasta 1986 que es reconocido como productor cinematográfico. A partir de ese momento, es casi imposible no encontrar su nombre en los créditos de las películas de Juan Padrón.

¿Cómo clasificar De historietas y animaciones. La vida de Juan Padrón?

Aramis Acosta ha confesado —y así está escrito en sus agradecimientos— que la idea del libro se la debe a Luciano Castillo, quien lo estimuló a ampliar un acápite sobre Juan Padrón contenido en la tesis de su doctorado sobre el cine de animación.

Luciano se brindó a ayudarlo en la organización de las ideas, pues hasta ese momento Acosta Caulineau solo había escrito un texto para los estudiantes de FAMCA, titulado La producción audiovisual en la animación. Consideraciones prácticas, publicado por Ediciones Cúpula, perteneciente al ISA.

Este es un dato importante para comprender el tono narrativo adoptado por el autor, pues Aramís decidió acercarse a la filmografía de Juan Padrón no desde el análisis académico, sino desde lo que mejor sabía: su experiencia como productor de dibujos animados y su cercanía e implicación con la obra de este creador. Por supuesto, con la anuencia y la cooperación de la familia.

Esto convierte el texto en un agradable repaso de toda la cinematografía de Juan Padrón desde el testimonio de un especialista, colaborador y admirador de su trabajo, complementado con otros testimonios, opiniones críticas y comentarios sobre las películas aparecidos en la prensa.

Sobre la estructura del libro

De historietas y animaciones. La vida de Juan Padrón recorre la filmografía de Padrón en veinticuatro capítulos, que incluye no solo los dibujos animados dirigidos por este creador, sino también sus participaciones en videoclips. Todos escritos con un aliento testimonial y un rigor en función de cada obra, sin pedanterías, que hace disfrutable y cercano el estilo creativo, criollo, de Juan Padrón, pues hay que escribir —a favor del volumen— que durante toda su lectura se disfruta del humor que siempre lo acompañó.

Juan Padrón

Lo complementa una breve presentación escrita por Silvio Rodríguez, en la cual rememora (a tono con el espíritu del texto) cómo se conocieron.

Los tres primeros capítulos son los que tienen un mayor sesgo biográfico, pues están dedicados a la formación y crecimiento de Juan Padrón hasta que empieza a trabajar en el ICAIC.

Culmina su índice —como todo buen libro sobre cine— con la filmografía completa de Juan Padrón, los libros publicados por él y una relación de sus muchos premios nacionales e internacionales.

Cierra el texto la selección de artículos sobre su obra, incluida la última entrevista concedida por el realizador, a Arlene Comas, especialista de Comunicación de los Estudios de Animación del ICAIC, en marzo de 2020.

Finalmente, creo oportuno aludir a la calidad de impresión del libro, pues como homenaje a uno de los grandes de la animación no merecía menos que ese anexo gráfico a color y la ilustración de cubierta, diseñada por Reineiro Tamayo, que consigue ese imprescindible amor a primera vista entre el lector y el libro, el cual —como escribe Silvio Rodríguez en su presentación— «seguro estoy de que van a atesorar».

 


[1] Grabación de la presentación de De historietas y animaciones. La vida de Juan Padrón en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba.

[2] Idem.

[3] “El revisor es la persona que tiene que conocer todo el proceso para la producción de un animado (de cortometraje o largometraje) y ser capaz de detectar todos los errores que se van cometiendo en esa cadena productiva para mandarlos a arreglar antes de que se realice su filmación. Es la persona que analiza la continuidad lógica del story board, la puesta en escena, la estética y coherencia entre los personajes y su entorno escenográfico (fondo figura), el ritmo y la expresividad de los personajes en sus acciones ya animadas, los cálculos matemáticos correctos para los movimientos de cámara a partir de una hoja de entable o guía del animador, así como todos y cada uno de los miles de dibujos pintados sobre acetatos, para respetar sobre todo la continuidad de los tonos cromáticos que acompañan a cada uno de los personajes. ¡Es el gran filtro que evita que pasen sin ser vistos los errores humanos!”. Respuesta de Aramís Acosta a la pregunta: «¿Qué es un revisor cinematográfico?». Entrevista personal inédita. 18 de febrero de 2024.

Etiquetas: De historietas y animaciones. La vida de Juan PadrónEdiciones ICAICJuan Padrón
Pedro R. Noa Romero

Pedro R. Noa Romero

Profesor y crítico de cine. Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y de la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica (ACPC). Sus trabajos han aparecido en diferentes publicaciones nacionales como la «Revista Cine Cubano», «La Gaceta de Cuba», «IPS Cuba», «Enfoco» y el portal «Cubacine». Compilador de los libros «Ojeada al cine cubano» (Ediciones ICAIC, 2010), de José Manuel Valdés Rodríguez; y «1968 y el cine. Memorias del 3er. Encuentro de la Crítica Cinematográfica» (Editorial Primigenios, 2020), así como autor de «Entre paradojas y resurrecciones, cruzar la calle con el cineasta Enrique Pineda Barnet» (Ediciones ICAIC, 2012), «De Hollywood al cine postmoderno. Apuntes» (Ediciones Cúpulas, 2013), «La mirada hacia ellas» (Ediciones Montecallado, 2014) y «Revisitando el cine cubano» (Ediciones Montecallado, 2018).

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