Por primera vez en las setenta ediciones del Festival Internacional de Cine de San Sebastián el cine colombiano se hace con una Concha de Oro, máximo galardón del más importante certamen fílmico de España y de todas las naciones hispanohablantes, que recayó en el tercer largometraje de la realizadora y guionista Laura Mora Ortega: Los reyes del mundo (2022).
Este triunfo convierte a Mora en la tercera directora en ganar de manera consecutiva la Concha de Oro, luego de que en las pasadas ediciones de 2020 y 2021 la obtuvieran respectivamente la georgiana Dea Kulumbegashvili con Beginning (Dasatskisi) y la rumana Alina Grigore con Blue Moon (Crai Nou).
Además de la Concha de Oro, Los reyes del mundo fue beneficiada con el premio Feroz Zinemaldia, que otorga la crítica especializada, y el premio SIGNIS, conferido por la Asociación Mundial Católica para la Comunicación.
La colombiana no es una extraña en San Sebastián, pues su segunda película, Matar a Jesús (2017), se alzó entonces con el Premio de la Juventud en la edición 65 del evento. Con su nuevo filmeregresa a los contextos marginales y violentos de la Medellín contemporánea, ciudad natal de Laura Mora, donde su padre fue asesinado veinte años atrás, y donde filmó Matar a Jesús. Ahora los protagonistas son cinco jóvenes, Rá, Culebro, Sere, Winny y Nano, quienes se lanzan a buscar la felicidad allende el espacio urbano, en pos de unas tierras pertenecientes a la abuela de uno de ellos, que le fueron expropiadas a causa del conflicto civil que marca la historia de Colombia desde hace más de medio siglo.

Sus avatares, estructurados sobre el esquema de la road movie, construyen una «historia alucinógena tan cruel y dolorosa como fascinante», según escribió el crítico Cristóbal Soage en el medio Cineuropa. «Al final, sentimos que hemos sido testigos de una obra importante, un retrato de un tiempo y un lugar tan exhaustivo y preciso como poético y conmovedor», afirmó.
Al recibir el galardón, la realizadora comentó acerca de lo azaroso del rodaje de la cinta: «Los últimos cuatro meses de mi vida han sido excepcionalmente difíciles, y esto es un espaldarazo ante la posibilidad de la denuncia. Es decir, que aquí nos quedamos», enfatizando que lleva la mitad de su vida reflexionando sobre «lo aporreados que hemos estado».
«Espero que esta película sirva para entablar un diálogo y tener un mundo más justo. Estos chicos me han enseñado que la desobediencia es necesaria en un mundo tan difícil, y que siempre hay que celebrar la vida a pesar de todo», explicó ante las audiencias presentes.
El crítico Luis Martínez refirió en un artículo publicado en el periódico El Mundo que Los reyes del mundo «no es tanto una película, que obviamente también, como una exhalación. Discurre por la pantalla tan convencida de sí misma, tan entusiasta, tan bella y tan triste, todo a la vez, que en su ideario no está ganar espectadores, sino creyentes».
Una Concha para cien flores japonesas y un premio del jurado para un corredor
La Concha de Plata a la mejor dirección derivó hacia las latitudes del cine japonés, al premiar Cien flores (Hyakka), primera película de «acción real» del escritor, productor, guionista y creador de animes Genki Kawamura, quien adaptó su novela homónima, basada en vivencias de su abuela, paciente de Alzheimer durante muchos años hasta su muerte.
El premio resultó completamente inesperado para Kawamura. Según comentó a la prensa en tono humorístico, se enteró de la buena nueva mientras visitaba el Museo Guggenheim: «Estaba comiendo jamón y chacolí y me llamaron para decírmelo: casi devuelvo todo el chacolí».

Según escribió el crítico Carlos Loureda en la revista Fotogramas, el japonés «trabaja con un enorme poder de evocación poética las imágenes de una madre que va cayendo en la demencia, y de su hijo, con un antiguo reproche profundamente anclado en su interior». Articula así «un juego contradictorio de deseos» entre la madre que desea recordar y el hijo que desea olvidar, plasmado en «escenas de una gran belleza la desaparición de ella frente a la búsqueda de él o la indagación de una frase constantemente repetida por la madre y que da lugar a la explosión de unos recuerdos que tanto han tardado en aflorar».
Otra ópera prima de tono intimista recibió el premio especial del jurado: Runner, dirigida, escrita y montada por la estadounidense Marian Mathias, que despliega una delicada historia de afectos entre la joven Haas (Hannah Schiller), reciente y sorpresivamente huérfana, y el atormentado Will (Darren Houle), enmarcada en las vastas planicies del medio oeste norteamericano, uno de los escenarios privilegiados del cine independiente de Estados Unidos.
«La escritura de esta película se hizo a partir de una idea que fue el nombre del personaje principal, que es Haas, y lleva el nombre de mi abuela. Ella me dio muchos consejos cuando era niña y me sentía especialmente triste. Me decía que cuando me sintiera mal saliera a enamorarme, así que ese fue el comienzo de esta película. Ese es el pensamiento central y mi enfoque para hacer cine, algo que trata de reunir todos los sentimientos que tengo para lograr una experiencia catártica utilizando el amor como respuesta a la tristeza», declaró Mathias en entrevista concedida al medio Stylefeelfree.
Más adelante, detalla que convino con su director de fotografía que cada personaje fuera parte del paisaje. «El paisaje también motiva el encuadre. Por eso, cuando se ven tomas en las que el cielo es protagonista puedes pensar que quizás ella, de alguna forma, está ahí, en el cielo. Queríamos que cada personaje dictara el paisaje emocional de la imagen, por lo que, en cierta forma, el personaje establece el encuadre».
Impronta argentina en San Sebastián 2022
Más allá del triunfo colombiano, otra importante cinematografía latinoamericana como la argentina prevaleció en otros apartados principales y secundarios, al ganar la debutante actriz Renata Lerman, de solo doce años, la Concha de Plata a la mejor interpretación de reparto por su actuación en El suplente, nueva cinta de su padre, el realizador Diego Lerman (Tan de repente, La mirada invisible, Una especie de familia).
La niña encarna a la hija adolescente del protagonista de la película, Lucio (Juan Minujín), profesor de la carrera de Letras de la Universidad de Buenos Aires, quien decide prestar sus servicios pedagógicos en una zona marginal de la urbe, deviniendo la película una suerte de versión bonaerense del éxito hollywoodense Mentes peligrosas (Dangerous Minds, John N. Smith, 1995).
En la ceremonia de premiación, Renata agradeció al jurado de San Sebastián por haberla elegido. «Yo pensé que no podía ser elegida y estoy muy emocionada, quiero agradecer al director y a todo el equipo», declaró.

Por otra parte, el realizador Manuel Abramovich (La reina, Las luces, Solar, Soldado, Años luz) mereció el premio del jurado a la mejor fotografía por su trabajo en el documental Pornomelancolía, también dirigido por él, que aborda la vida del sex-influencer Lalo Santos, quien goza de popularidad entre miles de seguidores en redes sociales, ávidos de sus videos porno caseros, pero que al dorso de esta vida exitosa parece sumido en una perenne melancolía.
Abramovich dedicó el lauro «a todos los proyectos de arte que apuestan por el riesgo, se salen de la norma e imaginan otras formas posibles», coherente con su postura creativa, siempre localizada en territorios de osada búsqueda formal y discursiva, donde se diluyen los cánones y las perceptivas son intensamente desafiadas.
El premio del público recayó en un largometraje del mismo país: Argentina 1985, la más reciente entrega de Santiago Mitre (La patota, La cordillera), quien se enfrasca en las lides del cine histórico con esta película basada en los conocidos como «juicios de las Juntas», en los que se procesó a miembros claves de las juntas cívico-militares que rigieron los destinos de la nación suramericana entre 1976 y 1983.
Premios del 70 Festival Internacional de Cine de San Sebastián
Concha de Oro a mejor película, premio Feroz Zinemaldia de la crítica y premio SIGNIS: Los reyes del mundo, de Laura Mora, Colombia
Concha de Plata a la mejor dirección: Genki Kawamura, por Cien flores (Hyakka), Japón
Concha de Plata a la mejor interpretación principal (ex aequo): Carla Quílez, por La maternal (Pilar Palomero, de España), y Paul Kircher, por Le lycéen (Christophe Honoré, Francia)
Concha de Plata a la mejor interpretación de reparto: Renata Lerman, por El suplente (Diego Lerman, Argentina)
Premio especial del jurado: Runner, de Marian Mathias, Estados Unidos
Premio del jurado al mejor guion: Wang Chao, por Una mujer (Kong Xiu), China
Premio del Jurado a la mejor fotografía: Manuel Abramovich, por el documental Pornomelancolía, Argentina
Premio Irizar al cine vasco y FIPRESCI: Suro, de Mikel Gurrea, España
Mejor película de nuevos directores: Fifi, de Jeanne Aslan y Paul Saintillan, Francia
Premio Horizontes: Tengo sueños eléctricos, de Valentina Maurel, Bélgica
Premio Zabaltegi-Tabakalera: Godland, de Hlynur Pálmason, Dinamarca
Premio Nest de cortometraje: Montaña azul, de Sofía Salinas y Juan David Bohórquez, Colombia
Premio del público: Argentina 1985, de Santiago Mitre, Argentina
Premio del público a la mejor película europea: As Bestas, de Rodrigo Sorogoyen, España
Premio TCM de la Juventud: A los libros y a las mujeres canto, María Elorza, España
Premios honoríficos: Juliette Binoche y David Cronenberg