Una leyenda urbana cuenta que la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, en la calle 16 de El Vedado, fue construida por un solo hombre. Un maestro cantero, cuyo busto se encuentra en el parque que está enfrente. Pero la vida le jugó una mala pasada y el autor murió antes de concluir su obra. Vista de frente parece finalizada, pero en su traspatio se observan los materiales en bruto, o terminados, pero sin colocar en su lugar. Una soberbia obra de cantería inundada de hierbas, cuya belleza radica precisamente en esos muros que parecen proyectarse al infinito sin concluir. Belleza inconclusa como la de las torres de Notre Dame de París, donde también reside su singularidad.
«En estos momentos, solo dos personas —dice Juan Antonio García Borrero— me acompañan en el proyecto de la Enciclopedia Digital del Audiovisual Cubano (ENDAC): el informático Reiniel Crespo, que me ayuda con lo básico, y que fundamentalmente se ocupó de crear el sitio con su apariencia actual, y garantiza el mantenimiento, y David González Pérez, diseñador gráfico, creador del logo de la enciclopedia, quien me ha acompañado también en otros empeños. El trabajo fundamental de introducir la información y gestar los contenidos lo asumo yo, levantándome todos los días a las cinco de la mañana. Parece una desmesura, pero puedo asegurarte que ahora mismo no es trabajo, sino placer, y ya sabes que eso crea adicción».
Mientras más leo, busco, investigo sobre la Enciclopedia Digital del Audiovisual Cubano, más se me revela como una obra monumental en la que, ciertamente, treshombres enamorados de ella, un investigador, un informático y un diseñador,han puesto su corazón en el convencimiento de su utilidad. Y me convenzo también que la vida les acompañará en la consecución de sus objetivos.
En el universo digital nada concluye, es como viajar por el espacio rumbo a la nada, pero cruzando mundos que nos llenan de fantasía y conocimientos. Es como penetrar en el profundo secreto de la naturaleza, donde cada átomo, cada molécula, es un conocimiento. Es un universo infinito, donde cada día nacen cientos de estrellas.
Y todo esto sucede en la ciudad de Camagüey, en la tierra de Ignacio Agramonte, famosa por sus llanos y tinajones.
Pero quizás muchos ignoren que es también una tierra de cine. Tal vez la única ciudad donde el tradicional bulevar, calle obligada en cada ciudad cubana, remedo de la española Calle de Preciados, se ha convertido en un paseo temático por el universo del cine, donde se compran, no solo las cosas que necesitamos para la vida diaria, sino también el alimento espiritual. La segunda hambre del hombre, como la definió Onelio Jorge Cardoso[1]. Conformado por cines, bares, tiendas, estudios fotográficos y cafeterías, como la Isabella, donde uno puede sentarse en una «silla de director» (estilo Hollywood, porque en Cuba nunca las hemos tenido), con el nombre de una personalidad cinematográfica cubana a su espalda.
Y desembocando en ella, como un río, El Callejón de los Milagros, integrado al proyecto de informatización, animación y gestión de contenidos culturales, un espacio donde los camagüeyanos pueden disfrutar de las nuevas tecnologías que promueven la cultura audiovisual. Exposiciones interactivas, presentaciones de libros, conversatorios, estrenos de filmes se añaden al programa que permitirá visibilizar los fondos del complejo cultural Nuevo Mundo. Posee además condiciones para la cibertertulia y una cinemateca WIFI con un amplio fondo cinematográfico. Un cine club infantil llamado Meñique, donde en un futuro los niños aprenderán a manejar los medios digitales para contar historias. Los que se conecten a la red de El Callejón de los Milagros podrán acceder también a libros, revistas, catálogos, talleres, cursos, en busca del desarrollo de un pensamiento crítico y el dominio de una cultura audiovisual. A todo este mundo digital se une ahora la ENDAC, una enciclopedia destinada a ampliar el horizonte de los interesados en penetrar el mundo del audiovisual de los cubanos, que busca dar una visión integral de su imaginario y al mismo tiempo visibilizar zonas que hasta el momento han tenido poco o ningún espacio.
A partir de la década del noventa, la revolución digital llega al cinematógrafo. Primero con el objetivo de abaratar las formas de reproducción, con la disminución del costo de las copias de proyección, y luego alcanzando el mundo de la producción, donde la eliminación del laboratorio, paso obligado y costoso de las cintas de 35 mm, 16 mm y 8 mm, permitió la proliferación de obras que, independientemente de su calidad, requerían de otras vías de divulgación, que encontraron en Internet, con YouTube a la cabeza. Por otra parte, la informática se desarrolló y los ordenadores pasaron de ser simples procesadores de textos a sofisticados artilugios capaces de convertir en un Leonardo Da Vinci a cualquier hijo de vecino.
El cinematógrafo, cuyo soporte de celuloide es, paradójicamente, la única base de conservación que ha podido brindar cien años o más de duración, llegó al centenario de su invención con una larga relación de obras perdidas o en vías de perderse. Era imposible conservarlo todo. No existe un archivo que pueda amparar ese gasto. En consecuencia, comenzó a discriminarse quiénes se salvarían y quiénes no. A veces, solamente la posibilidad de perderse determinó la salvación de un material. Por este camino llegó también el digital a cooperar, y muchas obras han podido rescatarse mediante este formato, que no constituye la mejor opción, pero puede al menos salvar determinada obra para uso de los investigadores y los públicos.
La revolución digital influyó en muchos aspectos sociales. Las diferentes esferas del arte se insertaron en este camino. La música, la plástica, incluso la arquitectura, tuvieron su expresión cinética, lo que contribuyó a un mayor desarrollo. Se incorporaron a los géneros visuales y sonoros provenientes del cine y la televisión y dieron origen a eso que llamamos «audiovisuales», un enorme saco donde todo cabe, con un semillero de lenguajes y formas que enriquecen el imaginario de cualquier país.
Con Internet y las nuevas tecnologías de fabricación, mezcla, edición, manipulación y distribución se facilita crear cosas y compartirlas con el mundo. La inmensa legión de youtubers y sus producciones, ingeniosas muchas de ellas, elementales y primitivas otras, nos dan una idea del campo gigantesco que debe abarcar una enciclopedia que busca relacionar estos mundos como autopistas de conocimientos.
Una definición amplia de «audiovisual» nos lleva a pensar incluso en los videos caseros destinados a bodas, bautizos y cumpleaños, que hoy proliferan como una industria del entretenimiento. Los videoclips, con sencillas o complejas producciones, el videoarte, el video mapping, los espacios de televisión, la multimedia; el sistema Netflix, con los telemovies, teleplays y sobre todo los seriales, que al impulso de las nuevas tecnologías se desarrollaron incorporando lenguajes de formatos afines. En fin, cuanta imagen pueda ser apresada y reproducida por los medios.
La revolución digital fue una transformación en nuestras vidas. Cambió nuestro modo de ser y nos brindó un abanico casi infinito de oportunidades, de acuerdo del uso y el consumo que demos a las herramientas que nos proporciona.
Las fuentes a consultar se ampliaron para beneplácito de los estudiosos, especialmente del cine. A partir de ahí, dispusieron no solo de películas almacenadas en un pequeño rincón de su ordenador, sino también de la necesaria información de revistas especializadas y libros, bibliotecas completas que ocupan unos pocos gigas. Asimismo, el desarrollo de bases de datos (BD) y sistemas de gestión de bases de datos (SGBD), accesibles para un usuario no necesariamente ducho en la informática, permitió la incorporación a la famosa «nube» de un universo de información.
Para el hombre común es casi imposible imaginar que toda esa información no esté apresada en el artilugio que tiene delante, sino en un espacio indefinido y casi desconocido llamado «nube», con características tan misteriosas como el big bang de Stephen Hawking. En su ayuda vinieron los buscadores y tuvo que aprender a manejarlos para introducirse en esos universos. Y esos buscadores nos dirigen hacia centros donde la información aparece más organizada. Esta es la autopista que descubrió Wikipedia y otras plataformas donde los conocimientos se nos amplían a través de ventanas relacionadas con cada materia en específico. ¿Adónde nos dirige ese universo?
Una definición cualquiera de «enciclopedia» nos lleva a pensar en:
- El conjunto orgánico de todos los conocimientos.
- Una obra en que se expone el conjunto de los conocimientos humanos o de los referentes a una ciencia o un arte, en artículos separados, generalmente dispuestos alfabéticamente.
La ENDAC ha seguido creciendo y ahora es posible acceder a sus contendidos a través de una aplicación que se instala en los teléfonos móviles. La aplicación puede descargarse desde el sitio de Telegram de la enciclopedia. Desde la aplicación es posible acceder a los contenidos en español e inglés, y pronto podrá accederse a los videos que contiene la enciclopedia.
Pero una enciclopedia digital como la ENDAC es una obra muy particular que va más allá de la simple base de datos o la acumulación de información. Estamos frente a una base de conocimientos donde las personas van contribuyendo con lo que saben. Aquí el conocimiento no se dirige en un solo sentido. Es un equipo donde todos aprenden a medida que hacen, asentados en el principio del humanismo digital, en tanto ponen la tecnología al servicio del ser humano para hacer la vida más sencilla y plena.
«Me gusta pensar la ENDAC —asegura Juan Antonio García Borrero— como base de conocimientos, donde las personas van contribuyendo con lo que saben. Aquí no hay un experto que, unidireccionalmente, narra una historia. En la ENDAC todos estamos aprendiendo».
Al trabajar con estos niveles de comunicación, esta enciclopedia nos induce a ver, comprender y analizar una obra audiovisual, lo que permite comunicar, producir y conocer mejor la realidad para transformarla y transformase uno mismo, y al resto de la humanidad como centro de todo.
La ENDAC es algo más que una enciclopedia. Es un dardo hacia el futuro. Concreta el amplio universo de Wikipedia en un punto específico, el audiovisual, y en este, la producción cubana de la imagen en movimiento, y posee un nivel de especificidad y amplitud que otros sitios como IMDb, que por su carácter mundial es demasiado amplio como para entrar en detalles demasiado específicos o locales.
En ese sentido, Juan Antonio García Borrero propone:
«Te permite crear rutas de aprendizaje, donde puedes dedicarte solo a estudiar lo cinematográfico, o solo lo televisivo, o solo el trabajo de vanguardia, o sencillamente conectar (que es lo que en lo personal más me gusta) todo ese conjunto de imágenes que va más allá de las aduanas, donde se suele pedir cédulas de identidad, y que van fusionándose en un imaginario que he terminado por llamar “el cuerpo audiovisual de la nación”».
Es esto lo que da a esta enciclopedia su sello particular. Podemos imaginar el enorme trabajo que representa, aunque se trate del imaginario de una sola nación, dividida en dos orillas. Baste saber que la base de datos de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF) dispone de más de 500 000 entradas para una sola actividad, la cinematográfica. ¿De cuántas debíamos disponer si se tratara de hacer una enciclopedia digital del audiovisual mundial?, y este esfuerzo de la FIAF comenzó en 2012, cuando en el Festival de Cine en Guadalajara nos reunimos los directores de cinematecas de América Latina para conocer de este proyecto y tributar información.
Este trabajo que realizan Juan Antonio García Borrero y sus ayudantes requiere de un esfuerzo y de ayudas importantes, y bien podría formar parte de un conjunto de enciclopedias digitales que se propusieran, en cada país, y con el aporte de la UNESCO, recoger de esta manera su imaginario audiovisual. Pero no se trata solo de la imagen en movimiento.
«Además —continúa Juan Antonio—, no es solo información sobre los textos fílmicos, sino sobre los libros que se han publicado hablando de cine y que han influido en la formación de los cineastas y del público, las tecnologías usadas, los espacios de socialización (cine clubes, festivales, etc.). Nuestra propuesta es apelar a la perspectiva de conjunto, porque, insisto, estaríamos hablando de una cultura audiovisual donde son igual de atendibles la producción, exhibición, distribución y consumo».
No sé cuáles son las estadísticas actuales, pero en los años en que fui presidente de la Federación Nacional de Cine Clubes se producían en Cuba entre noventa y cien filmes ficción o documental anuales. Si a esto sumamos el volumen de producción que anda dispersa, y la de la esfera institucional, incluyendo la televisión, y lo multiplicamos por los últimos treinta años, por tomar solamente como referente el espacio de tiempo de desarrollo del audiovisual digital en Cuba, tendremos un cuerpo notable de títulos. Me parece que es para fatigarse solamente de pensarlo.
Pero Juan Antonio y sus ayudantes continúan construyendo su iglesia, día a día.
Hoy la ENDAC ya tiene un camino recorrido. Comenzó en enero de 2020 y ya tiene 12 553 visitantes y 203 264 vistas o visitas[2], con entradas que se incrementan a diario y que puede crecer más, porque aún no está formado completamente el equipo de colaboradores que una empresa como esta necesita, donde productores y creadores contribuyan con la información de sus obras. En la actualidad el sitio trabaja con información pública, y es una herramienta que permite al interesado encontrar ese saber que necesita, pero lo principal es luchar contra la mentalidad analógica que no entiende la ventaja de que Cuba entre en el siglo XXI y se instituyan las bases para que las próximas generaciones posean una mentalidad enteramente digital. El país necesita superar la brecha digital. Es por ello que se crearon estrategias e incluso instituciones de formación como la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), y si los que vamos adelante no entendemos que debemos allanar el camino, el tiempo nos pasará por encima.
La ENDAC no es una improvisación. Juan Antonio García Borrero ha contado que la idea surge como un proceso de evolución de su blog Cine Cubano La Pupila Insomne, de lo aprendido y de la necesidad de insertar las humanidades digitales en nuestras maneras de estudiar y promover todo lo que tiene que ver con el arte cubano, y adquirió forma cuando en el octavo congreso de la UNEAC, Juan Antonio García Borrero escuchó hablar a varios intelectuales sobre el mundo digital con argumentos muy débiles, y Miguel Díaz-Canel, entonces vicepresidente del país, abogó por darle un gran impulso al mundo digital para incorporarlo al desarrollo del país como necesidad inminente.
Esta enciclopedia no discrimina, incluye todo independientemente de su calidad o procedencia, porque su función es alimentar conocimientos. Impulsa lo heurístico, se sale de la simple rememoración de los hechos para crear nuevas rutas que aumenten el conocimiento. Tal esencia humanística necesita apoyo sobre todo de organismos e instituciones que en un final se benefician de su existencia. En el campo internacional ha contado con el apoyo de Alex Halkin y su Americas Media Initiative, que desde hace mucho colabora con Cuba a través de la Muestra Joven ICAIC y gracias a sus gestiones la ENDAC está hoy online.
Es difícil abandonar la mentalidad analógica para entrarle a este mundo. Lo aprendí por experiencia, cuando al frente de la Cinemateca de Cuba intenté un camino de digitalización que ni remotamente tenía la complejidad de la ENDAC. Los escollos fueron grandes, y la mentalidad tan estrecha que se prefería que un ordenador de última generación estuviera en manos de una secretaria, haciendo función de máquina de escribir, que en manos de un investigador de la Cinemateca para el procesamiento y ordenamiento de la información, o como parte de una red digital donde los fondos no tuvieran que salir al salón a deteriorarse con el uso. En aquellaCinemateca, catorce investigadores tenían tres computadoras y un uso limitado de la WIFI, y a nadie parecía importarle. Habiendo vivido esto, puedo comprender el valor trascendental de este empeño camagüeyano, y reclamar de instituciones y particulares un apoyo total, para que juntos puedan crear las autopistas que conduzcan a perfeccionar nuestras herramientas.
Para estos jinetes de los llanos camagüeyanos el camino no ha sido fácil. Y aún así, la voluntad de allanar dificultades y construir autopistas lleva a decir a Juan Antonio:
«…a diferencia del proyecto El Callejón de los Milagros, que también impulsé, que sí ha sido apoyado. Y que sobre todo recibió un respaldo inicial de Jorge Luis Tapia, entonces primer secretario del partido en la ciudad. La ENDAC, en cambio, no ha tenido igual recepción, pese a que es un proyecto mucho más ambicioso. Pienso que detrás de esa falta de apoyo no se esconde una mala fe. Creo que más bien estamos en presencia de la factura que pasa no tener todavía un pensamiento que esté a la altura de lo que el siglo XXI ya está proponiendo como práctica dominante. Seguimos pensando la cultura como si Domingo del Monte estuviera vivo. Es un pensamiento absolutamente analógico».
Estar, vivir, desarrollarse y querer ser en una provincia supone un buen número de dificultades a sortear, pero al mismo tiempo es el mayor encanto del proyecto en cuanto rompe con la centralización de la capital como eje de todas las ideas, como la meca del desarrollo.
En resumen, y como plantea su manifiesto de fundación: «La ENDAC propone una forma interactiva de acceder a la historia del audiovisual cubano, al reunir en una sola plataforma digital informaciones vinculadas lo mismo al cine silente, al sonoro prerrevolucionario, al revolucionario, filmado dentro o fuera de la isla, tanto en soporte celuloide como electrónico, y sin distinción alguna de los géneros. Es, hasta el momento, la única plataforma vinculada al audiovisual cubano donde pueden encontrarse perfectamente integradas fichas sobre las películas, biografías de autores, tecnologías utilizadas, espacios de socialización (cine clubes, festivales, por mencionar apenas dos), coproducciones, etcétera.
»A diferencia del relato histórico tradicional del cine cubano, que hace de lo unidireccional el pilar fundamental de lo narrado, la ENDAC plantea el uso cruzado de categorías que, a modo de mapas mentales, invitan a que el lector construya sus propias rutas de aprendizaje, y a la vez, interactúe con sus posibles contribuciones a la permanente construcción y enriquecimiento de la plataforma.
»Normalmente las historias del cine se narran tomando en cuenta apenas a las películas y los autores. En la ENDAC, tanto los filmes como los realizadores están atravesados por un sinnúmero de contextos e intereses de grupos o individuos, y lo estético resultaría tan importante de explicar como lo económico, lo tecnológico, lo cultural, lo político, o lo vinculado a la recepción por parte de las audiencias. Imaginemos esa riqueza de conocimientos».
A no dudarlo, estos solitarios llaneros seguirán construyendo su iglesia. Hay muchos ejemplos de obras monumentales hechas por un pequeño equipo que muestran su labor como un monumento a la voluntad humana de hacer y crecer ante las dificultades. Pero tal vez tengan que enfrentarse, como en un camino difícil y laborioso, a los 12 trabajos de Hércules, que lejos ya del mundo homérico adquieren el valor de una metáfora.
Portal Endac:
www.endac.org
https://endac.org/encyclopedia/americas-media-initiative/
[1] «El hombre siempre tiene dos hambres», en el cuento «El caballo de coral», de Onelio Jorge Cardoso.
[2] «Visitante» es el usuario que se reconoce y entra al sitio por su IP, mientras que «vistas» o «visitas» es la suma de las veces que en total acceden al sitio los usuarios.