Con el triunfo de All the Beauty and the Bloodshed (2022), de la cineasta estadounidense Laura Poitras, en el 79 Festival Internacional de Cine de Venecia (Mostra Internazionale d’Arte Cinematografica della Biennalle di Venezia), por segunda vez en la historia del certamen el León de Oro es ganado por un documental, luego de que en 2013 triunfara Sacro GRA, del italiano Gianfranco Rosi.
Poitras se convierte además en la tercera realizadora en recibir de manera consecutiva este premio, luego de que en 2020 lo ganara la china Chloé Zhao por Nomadland y en 2021 fuera a las manos de la francesa Audrey Diwan por L’Evénement. Ya en 1981 se había alzado con el León de Oro la cineasta alemana Margarethe von Trotta por su película Las hermanas alemanas. La sucedería Agnès Varda en 1985 por Sin techo ni ley, y no hubo más mujeres ganadoras en Venecia hasta 2001, cuando la india Mira Nair triunfó con La boda del monzón, y casi una década después, en 2010, se le concedió el gran premio a Sofia Coppola por Somewhere.
Laura Poitras, ganadora del Óscar por el polémico documental Citizenfour (2015) sobre el affaire de Edward Snowden, y del premio Pulitzer por Servicio Público en 2014, suma a su palmarés el galardón veneciano, que reconoce su más reciente película, centrada en Nan Goldin, activista y artista de la fotografía que registró y cronicó en intensas imágenes la Nueva York queer de los setenta y los ochenta, batida en la segunda de estas décadas por la epidemia del VIH-sida, rampante durante su primera envestida; y que se involucró además en la denuncia de la conocida como «epidemia de los opioides», inducida por la venta masiva del fármaco Oxycontin —al que la propia Goldin fue adicta—, fabricado por la empresa Purdue Pharma, propiedad de la multimillonaria familia Sackler.

All the Beauty and the Bloodshed es una «película que nace de lo íntimo, del encuentro los fines de semana en una sala de estar de la fotógrafa y la directora, y acaba siendo una defensa de la lucha ciudadana, del activismo, y una defensa contra las grandes corporaciones y contra los prejuicios», refiere el crítico español Pepe Blanes para la Cadena SER. «Tenemos que conseguir que esta familia millonaria caiga por todo lo que ha hecho», espetó Poitras, de 58 años, al recibir el premio otorgado por el jurado presidido por su compatriota, la actriz Julianne Moore.
El Gran Premio del jurado correspondió igualmente a una documentalista, la francesa Alice Diop (Les sénégalaises et la sénégauloise, La mort de Danton, Nous), quien debutó en el terreno de la ficción con el largometraje Saint Omer, nuevo abordaje del mito griego de Medea, protagonizado por la novelista Rama (Kayije Kagame), quien durante su embarazo acude al juicio de Laurence Coly (Guslagie Malanda), una mujer senegalesa acusada de asesinar a su hija de quince meses de edad tras dejarla en la playa para que la corriente la arrastrara. Rama busca investigar para escribir una novela que reformule precisamente el mito de Medea, conviritiéndose en una suerte de alter ego de Diop, y deviniendo la película una suerte de «caja china».
La cinta se basa en una experiencia personal de Diop, quien asistió a un juicio muy semejante por infanticidio, que la hizo repensar su postura como mujer ante esta situación, según declaró al medio Cine Europa. «Todas las mujeres que estábamos allí —porque la mayoría éramos mujeres—, periodistas, abogadas y juezas, nos sentamos frente a ella, convencidas de que había cometido un crimen, y nos preguntamos sobre nuestra propia relación con la maternidad. Es un tema tan universal, con todas sus contradicciones y conflictos», refirió.
Diop comentó además que en su película pudiera definirse la acción del personaje de Laurence «como una especie de aborto tardío. La niña tenía quince meses de edad, pero es como si nunca hubiera existido. Ella no reportó su existencia a las autoridades —se pudiera decir que la envió al limbo. Pero el problema con el infanticidio es que sigue siendo el mayor tabú de todos, quizá el único que aún persiste en la actualidad. Es duro lidiar con este, y duro escuchar al respecto —y mirar a quienes cometen este crimen. Por eso decidí hablar sobre este terrible y delicado asunto a través de la ficción. O a través de Marguerite Duras», pues Rama ofrece una conferencia sobre esta autora en la película, y de esta manera le «fue posible abordar este lado oscuro de una mujer».

El que puede considerarse el tercer premio más importante del Festival de Venecia, el especial del jurado, recayó en la más reciente cinta del director iraní Jafar Panahi, No Bears (Khers Nist, 2022), que, según el crítico Sergi Sánchez, es «doblemente conmovedora: es, por un lado, un pesimista acto de protesta, y por otro, una prueba de que el cine persiste, sobrevive, resiste». Condenado a seis años de prisión en Irán por motivos políticos, junto a otros realizadores como Mohammad Rasoulof y Mostafa Aleahmad, Panahi fue «inhabilitado» desde 2010 por los tribunales de su país para hacer cine, viajar al extranjero o conceder entrevistas, a pesar de lo cual continuó haciendo filmes, como Esto no es una película (en codirección con Mojtaba Mirtahmasb, 2011), Closed Curtain (junto a Kambuzia Partovi, 2013) y Taxi Teherán (2015), que le valió el Oso de Oro del Festival de Berlín. A esta le siguió Tres caras (2018), que fue exhibida en los cines cubanos como parte del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.
El director del Festival de Venecia, Alberto Barbera, leyó a la audiencia un mensaje enviado por Panahi desde prisión, donde declaró: «Somos cineastas, para nosotros vivir es crear», y reclamó: «El trabajo que creamos es libre, por lo que algunos de nuestros gobiernos nos ven como criminales… a algunos cineastas se les prohibió hacer películas, a otros se les obligó a exiliarse o se les aisló. Y sin embargo, la esperanza de volver a crear es una razón de ser».
Latinoamérica en Venecia
El cine latinoamericano no fue un desconocido en los predios venecianos este año, con los respectivos premios de la FIPRESCI y de la sección Horizontes al mejor guion, recibidos por Argentina, 1985 (Santiago Mitre) y la cinta chilena Blanquita (Fernando Guzzoni).
La cinta de Mitre (El estudiante, La patota, La cordillera, Pequeña flor), con guion del propio director y del realizador Mariano Llinás (Historias extraordinarias, La flor), aborda el proceso conocido como «juicio de las juntas», que se encargó de encausar por violaciones de los derechos humanos a nueve miembros de las primeras tres juntas militares del Proceso de Reorganización Nacional que gobernó la nación entre 1976 y 1983, evento calificado por el propio realizador como «un momento feliz, para festejar», en entrevista con el medio Infobae. «Aparte de los mundiales de fútbol, no tenemos muchos así», agregó.

La cinta está protagonizada por el fiscal Julio César Strassera, interpretado por el actor Ricardo Darín, quien, según afirmó el director en la misma entrevista, asume por primera vez en su prolífica carrera un personaje basado en alguien real. «De todos modos, teníamos en claro que no era una película para la mímesis, que él no tenía que copiarle el tono de voz, esa cosa porteña que tenía Strassera. Alguna vez lo probamos medio en joda, mirando una entrevista, y la imitación desnaturalizaba todo. No era una película con la que había que acercarse al hecho histórico desde ahí», comentó el cineasta.
El guionde Blanquita, escrito por Fernando Guzzoni (Carne de perro, Jesús) para esta, su tercera película, fue reconocido en la sección Horizontes, segunda en importancia del Festival de Venecia y dedicada a las nuevas vanguardias cinematográficas. Según comenta el crítico Eduardo Larrocha en el medio Escribiendo Cine, la cinta «pone en tensión discusiones muy coyunturales sobre la impugnación al poder, el rol de la justicia, la banalización y crueldad de los medios de comunicación, el abuso sexual, la élite. La película es una parábola que interpela sobre la verdad y la mentira, alejada de miradas moralizantes o binarias». Blanquita basa su relato en el caso Spiniak, que en 2003 destapó una red de prostitución infantil organizada por el poderoso empresario Claudio Spiniak.
Premios del 79 Festival de Cine de Venecia
León de Oro: All the Beauty and the Bloodshed, de Laura Poitras
Gran Premio del jurado: Saint Omer, de Alice Diop
León de Plata a la mejor dirección: Luca Guadagnino, por Bones and All
Copa Volpi a la mejor actriz: Cate Blanchett, por Tár
Copa Volpi al mejor actor: Colin Farrell, por Almas en pena de Inisherin
Premio al mejor guion: Almas en pena de Inisherin, de Martin McDonagh
Premio especial del Jurado: No Bears, de Jafar Panahi
Premio Marcello Mastroianni al actor o actriz emergente: Taylor Russell, por Bones and All
Premio Luigi De Laurentiis a la mejor ópera prima: Saint Omer, de Alice Diop
Premio FIPRESCI: Argentina, 1985, de Santiago Mitre
Premio del Público Armani: Nezouh, de Soudade Kaadan
Sección Horizontes
Premio Horizontes a la mejor película: World War III, de Houman Seyedi
Premio especial del jurado Horizontes: Bread and Salt, de Damian Kocur
Premio Horizontes al mejor director: Tizza Covi y Rainer Frimmel, por Vera
Premio Horizontes a la mejor actriz: Vera Gemma, por Vera
Premio Horizontes al mejor actor: Mohsen Tanabandeh, por World War III
Premio Horizontes al mejor guion: Blanquita, de Fernando Guzzoni
Premio Horizontes al mejor cortometraje: Snow in September, de Lkhagvadulam Purev-Ochir
Clásicos de Venecia
Mejor documental sobre cine: Fragments of Paradise, de KD Davison
Mejor película restaurada: Marcado para matar, de Seijun Suzuki
Venecia Inmersiva
Mejor experiencia inmersiva: The Man Who Couldn’t Leave, de Chen Singing
Gran premio del jurado a la mejor obra interactiva: From the Main Square, de Pedro Harres
Premio especial del jurado a la obra interactiva: Eggscape, de German Heller
Días de Venecia
Premio Cine del Futuro: La doncella, de Graham Foy
Premio del director: Lobo y perro, de Cláudia Varejão
Premio People’s Choice: Blue Jean, de Georgia Oakley
Semana de la Crítica
Gran premio: Eismayer, de David Wagner
Mención especial: Anhell69, de Theo Montoya
Premio del público: Margini, de Niccolò Falsetti
Premio del Cine Club de Verona: Anhell69, de Theo Montoya
Mario Serandrei – Premio Hotel Saturnia a la mejor contribución técnica: Anhell69, de Theo Montoya
Mejor cortometraje: Puiet, de Lorenzo Fabbro y Bronte Stahl
Mejor director de cortometraje: María Guidone, por Albertine ¿dónde estás?
Mejor contribución técnica en un cortometraje: Reginetta, de Federico Russotto