Después de una involuntaria ausencia con estos capítulos del mundo sonoro, me he propuesto, en lo que bien podría ser el inicio de una segunda temporada, regresar con un homenaje a uno de los grandes del cine cubano, a dos años de su fallecimiento, precisamente en fecha conmemorativa de la fundación del ICAIC, organismo al que dedicó una parte apreciable de su vida
Me refiero a la grabación del discurso de agradecimiento de Juan Padrón (29 de enero de 1947-24 de marzo de 2020) al recibir el Premio Nacional de Cine, entregado en el cine Chaplin el 24 de marzo de 2008. He escogido este audio porque expresa en una apretada síntesis, y en una forma suya muy característica, desde su infancia en la provincia de, aspectos fundamentales de su formación como director de cine.
Un paréntesis para una anécdota de la que fui testigo. Yo había ido a la UNEAC a entregarle a Juan Padrón un proyecto sobre las frases de sus personajes, cuando, mientras caminaba por los jardines del lugar, sorpresivamente, se apareció un hombre, como si cayera de los árboles del patio, conminando a Padrón a que le dijera por qué Elpidio Valdés tenía entonación oriental. Yo en ese momento pensé que se trataba de un regionalista o un furibundo fanático, enemigo en la pelota de los equipos orientales. Sin embargo, Padrón, en forma inexplicable para mí, no abandonó su sonrisa, mientras le revelaba al imprudente que no había ninguna razón particular; simplemente, Frank González le propuso ese acento y a él le gustó.

Padrón se daba cuenta de que esta persona, independientemente de su actitud intempestiva, podría estar reclamando una universalidad para su personaje, porque lo sentía como algo que identificaba a todo un país. De todas formas, es obvio que Padrón no quiso marcar al protagonista con un rasgo regionalista. Él, como estudioso de la historia, sabía el daño que ese atributo había hecho en nuestra guerra de independencia.
La obra de Juan Padrón, principalmente Elpidio Valdés y Vampiros en La Habana, ha devenido, de alto exponente de nuestra cultura, en claro símbolo de identidad nacional.
Aun cuando el mundo viaje por los vericuetos del metaverso con su embestida despersonalizadora, tal vez un compatriota de un futuro ignoto llegue a expresar en fugaz giro una de las frases memorables de los personajes creados por Juan Padrón.