Los contornos cinematográficos de2020 estuvieron marcados por el negativo impacto de la pandemia en cuanto a la producción, exhibición y distribución de filmes, de modo que triunfaron clamorosamente los sitios web que contaron con el privilegio de estrenar en streaming algunos de los principales títulos de una temporada marcada por el confinamiento y el distanciamiento físico. Sin embargo, para ver mejor el cine de este año, más vale tratar de ignorar el efecto demoledor del virus y remitirse a los títulos sublimados en cinco de los principales festivales de cine.
Edición número 70 del Festival Internacional de Cine de Berlín
Tuvo lugar del 20 de febrero al 1 de marzo, y fue el único que consiguió celebrarse en un ambiente más o menos normal, en tanto la pandemia obligó a todos los demás concursos a proyecciones por Internet, y a reducir al mínimo lo presencial, mientras se aguardaba por un 2021 que seguramente sería mejor.
El Oso de Oro a la mejor película fue para There Is No Evil, del iraní Mohammad Rasoulof, quien estuvo ausente del evento por encontrarse cumpliendo condena de un año de prisión, acusado de difundir propaganda en contra del gobierno de su país, de modo que el premio fue recogido por su hija, y actriz principal del filme, Baran Rasoulof, y por sus productores, Kaveh Farnam y Farzad Pak. El filme relata el impacto de la pena capital, y cómo afecta la condición humana en la sociedad iraní. Para lograr semejante generalización, Rasoulof pone el lente sobre cuatro historias diferentes (los críticos insistieron en la contundencia de la primera por encima de las otras), conectadas sobre todo por el punto de vista, que corresponde al de los verdugos encargados de ejecutar esa pena.

Eliza Hittman llevó a Berlín su tercera película, la intimista Never Rarely Sometimes Always, que terminó ganando el gran premio del jurado, el mismo galardón que había obtenido en el reciente festival de Sundance. La película cuenta el viaje de dos adolescentes desde la Pensilvania rural hasta Nueva York a causa de un embarazo no deseado. La protagonista, Sidney Flanigan, pudiera ser una de las revelaciones actorales del año, no solo gracias a su talento, sino también al método elegido por Hittman para adentrar al espectador, mediante la observación constante e incisiva, en el mundo de esta adolescente, que es vehículo más para la reflexión ética y espiritual que para la construcción de un nuevo melodrama con personaje víctima.
El prolífico director surcoreano Hong Sang-soo (La película de Oki, En otro país, El día después, Hotel sobre el río) acudió a Berlín con La mujer que corría, ganadora del premio a la mejor dirección. Sumergida en una aparente levedad humorística, la vigésimo cuarta película del director arrastra al espectador por el laberinto de diversos encuentros de la protagonista con varias amigas o conocidas a las que hace mucho que no ve. Los diálogos más casuales, incluso plácidos, sugieren inconfesas relaciones, o rencores, entre todas estas mujeres que son observadas a fondo, con irónico afecto por un realizador que, por esta vez, dejó a los hombres fuera de campo.
El premio al mejor guion quedó en manos de los hermanos italianos Fabio y Damiano D’Innocenzo por Cuentos malos, concebida desde un realismo deprimente muy en la cuerda de Dogman, de Matteo Garrone, cuyo guion estaba coescrito por los hermanos D’Innocenzo. Protagonizada por cuatro jóvenes suburbanos, el guion intencionadamente esconde los propósitos y singularidades de cada personaje, para así generalizar la futileza de una deprimente cotidianidad, sobre todo en cuanto a sus relaciones con los mayores. Distantes de todo estereotipo, además de inclinados a realizar una película con un fuerte sentido del espacio social y el contexto psicológico, los hermanos D’Innocenzo se insertan desde ya entre lo mejor del cine italiano contemporáneo.
Suspendida la edición número 73 del Festival de Cannes
Desde enero se sabía que el presidente del jurado iba a ser el norteamericano Spike Lee, pero pocos meses después se dio a conocer la imposibilidad de celebrar el evento, y el 3 de junio fue publicada la lista de 56 filmes seleccionados para la competencia oficial. En ese festival debió estrenarse The French Dispatch, el nuevo filme producido, escrito y dirigido por Wes Anderson (Academia Rushmore, Los Tenenbaums: Una familia de genios, El gran hotel Budapest) y la suspensión aplazó la premier para julio, después se pospuso para octubre y luego para enero de 2021. The French Dispatch cuenta con un reparto coral, y estelar, en el cual destacan Timothée Chalamet, Léa Seydoux, Frances McDormand, Tilda Swinton y Benicio del Toro, amén de que Anderson mantiene su fidelidad con colaboradores como Bill Murray, Owen Wilson, Adrien Brody y Willem Dafoe, entre otros. El filme, que cuenta con música del consagrado Alexandre Desplat, relata historias cruzadas en torno a la corresponsalía en Francia de una publicación norteamericana, empeñada en hacer buen periodismo.
También estaba programada para Cannes la francesa Verano del 85 (Été 85), dirigida por François Ozon, cuyas películas han competido cinco veces en Berlín, tres veces en Cannes, tres en Venecia e igual número de ocasiones en San Sebastián. Justo unos cuantos meses luego de ganar el gran premio del jurado en el evento alemán, con la muy exitosa y anticlerical Por la gracia de Dios, Ozon escribió y dirigió Verano del 85, que se ambienta en el año mencionado en el título, y habla sobre las experiencias de tres jóvenes, de alrededor de 16 años, en un balneario en Normandía. El realizador, apodado en una época el «Almodóvar francés», habla sobre los sueños y deseos de estos jóvenes, en un tono introspectivo, incluso pesimista y mórbido, que contrasta con la apariencia veraniega y frívola de la trama. Ozon es autor de algunas de las mejores películas francesas de los últimos veinte años.
El cineasta, guionista, fotógrafo y escultor británico Steve McQueen consiguió ser incluido doblemente en la nómina competitiva del Festival de Cannes. Famoso en todo el mundo por sus filmes Hambre, Vergüenza y 12 años de esclavitud, McQueen acaba de rodar Lovers Rocky Mangrove, que pertenecen a una serie de cinco materiales producida por BBC Films y denominada, en general, Small Axe. Las historias se inspiran en hechos reales ocurridos entre los años sesenta y ochenta en los barrios londinenses habitados por inmigrantes caribeños. Las palabras small axe («pequeña hacha») pertenecen a un proverbio africano que reza: «Ustedes son un árbol grande, pero nosotros somos un hacha pequeña». La frase fue usada en una canción de Bob Marley de 1973 titulada también «Small Axe». McQueen dedicó ambos largometrajes a George Floyd, víctima de la violencia policial racista.
De los tiempos del Dogma 95, con 25 años de carrera a las espaldas, llegó el danés Thomas Vinterberg con Otra ronda, producida por Zentropa, la firma que creó Lars Von Trier en 1992.Como en varios de sus anteriores filmes, Vinterberg retrata la problemática psicología de los jóvenes, y en este caso también de sus pedagogos, mediante la historia de un aburrido y mal amado profesor (interpretado, por supuesto, por Mads Mikkelsen), quien se suma a una cuadrilla de colegas decididos a poner en práctica la teoría de un filósofo: mantener una mínima tasa de alcoholemia en el cuerpo para mejor sociabilizar, y reactivar la vida profesional y afectiva.
En la nómina de Cannes también figuraba, como ha ocurrido con frecuencia durante los últimos años, la japonesa Naomi Kawase. Verdaderas madres, una historia de matices telenoveleros sobre dos mujeres, una madre biológica y una adoptiva, una casi una niña, sin recursos y soltera, y la otra madura, casada y con una vida confortable. La reflexión sobre la maternidad abarca una combinación narrativa del pasado y el presentede los personajes para confirmar la evolución de la cineasta japonesa, cuyas primeras películas estaban colmadas de simbolismo y metáforas visuales, aunque ahora prefiera anécdotas claras y directas, típicas del cine clásico, y muy orientadas a un público amplio.
Edición número 77 del Festival de Venecia
Celebrado entre el 2 y el 12 de septiembre, este fue el primero de los grandes eventos cinematográficos que, en vez de suspender, se adaptó a las medidas exigidas por la pandemia, y ante la cancelación de Cannes, se convirtió en la gran cita mundial del cine de autor.
Por encima de todas las demás películas en concurso se destacó la norteamericana Nomadland, que por supuesto ganó el preciado León de Oro a la mejor película. En el horizonte del drama realista de sesgo independiente, Chloé Zhao jugó al seguro cuando eligió a la veterana Frances McDormand para liderar esta adaptación del libro de no ficción escrito por la periodista Jessica Bruder: Nomadland: SurvivingAmerica in the Twenty-First Century (2017). McDormand encarna a una mujer que, tras el colapso económico de una empresa en una zona rural de Nevada, decide convertirse en nómada, subirse a su furgoneta y echarse a la carretera, dispuesta a descubrir cómo es la vida en los márgenes de la sociedad norteamericana más visible.
El cine latinoamericano, en especial el mexicano, conquistó el León de Plata o gran premio del jurado, a través de Nuevo orden, un filme escrito, dirigido, producido y editado por Michel Franco, un autor conocido por su inclinación al cine narrativo y de suspenso. Aquí, Franco utiliza sus habilidades de buen contador de cuentos en un argumento distópico sobre el nuevo orden que prometen políticos y militares a la hora de implementar la revolución o el supuesto cambio social, y muy pronto se olvidan de las necesidades que provocaron la rebelión. Elogiado por algunos por su crítica oportuna a la demagogia del poder, otros cronistas señalaron que se trata de un filme que exuda racismo, odio a las clases populares, y un terror por la pobreza que resulta finalmente reaccionario. En medio de la polémica internacional, Nuevo orden parece ser una de las películas más impactantes desde la época de Y tu mamá también o Amores perros.
Con el premio especial del jurado para Queridos compañeros, Andrei Konchalovski vuelve a testimoniar su tardío reflorecimiento a través de películas como Paraíso y El cartero de las noches blancas. Realizada en blanco y negro, como corresponde a este nuevo pase de cuentas a los grandes errores del estalinismo, la película se ambienta en 1962, cuando ocurrieron dolorosos enfrentamientos entre el ejército y unos obreros en huelga que exigían mejoras en sus condiciones de vida. Queridos compañeros se concentra en torno a Lyudmila (magistralmente interpretada por Julia Vysotskaya), una mujer alienada por el esquematismo de la época en que le tocó vivir, pero su enajenación comienza a ser erosionada por la lógica de los sentimientos, cuando es compulsada a ver al «enemigo» con otros ojos.
En la Segunda Guerra Mundial se ambienta La mujer del espía, que ganó el premio a la mejor dirección para el prolífico y versátil cineasta japonés Kiyoshi Kurosawa, muy reconocido en géneros como el horror o el drama psicológico. Ahora, el autor pareciera resumir toda su filmografía mediante este filme que se mueve en la lógica del thriller histórico y de espionaje, con tono intimista, preferencia por los interiores y un juego de intrigas y apariencias. Una mujer va descubriendo la implicación de su marido en la denuncia de los horrores cometidos por el ejército japonés, un tema que sigue siendo tabú para la sociedad japonesa. De esta manera, afrontando los traumas nacionales, en entrecruce con la herencia cinematográfica de Hollywood, Kurosawa consigue lo que parece ser una de las mejores películas del año.
Por otro lado, cabe destacar que la actriz Regina King hizo historia al convertirse en la primera directora negra que compite en la Mostra de Venecia. Su filme One Night in Miami adapta la obra homónima de Kemp Powers, sobre cuatro grandes figuras que se reúnen para pasar una noche memorable: el boxeador Cassius Clay (Muhammad Ali), el activista por los derechos de los afroamericanos Malcolm X, el cantante de soul Sam Cooke y la estrella del futbol rugby Jim Brown.
Edición número 45 del Festival de Toronto
En septiembre, del 10 al 21, y mayormente de forma virtual, tuvo lugar esta edición del TIFF, que limitó el número de invitados, proyecciones y cantidad de público, y si el año pasado contó con 333 obras, este año participaron solo 50 películas. A pesar de todo, Toronto mantuvo su categoría como principal plataforma de lanzamiento para los filmes canadienses, y la puerta de entrada a los extranjeros en el mercado norteamericano.

Entre las obras proyectadas se cuentan La utopía americana de David Byrne, de Spike Lee (filmación de la obra de Broadway American Utopia, que se exhibió para inaugurar el festival), y A Suitable Boy (Mira Nair, India-Reino Unido) que sirvió de clausura al evento. Además, también figuraron las ya mencionadas Verano del 85 (François Ozon), Otra ronda (Thomas Vinterberg) y Nuevo orden (Michel Franco). Al igual que en Venecia, la película Nomadland, de Chloé Zhao, fue la más nombrada y la que resultó ganadora del premio del público, de modo que los sucesivos triunfos deben abrirle el camino para las nominaciones al Óscar.
En la lista de participantes en Toronto destacaron también Falling, debut en la dirección de Viggo Mortensen, y The Father, que propone otra brillante actuación de Anthony Hopkins. Falling cuenta con dirección, guion y actuación del reconocido actor norteamericano de ascendencia danesa, quien interpreta a John Peterson, un homosexual maduro cuyo padre conservador y homófobo comienza a tener síntomas de demencia, de modo que el anciano debe mudarse a Los Ángeles con John y su pareja. El actor nunca tuvo intenciones de protagonizar Falling, pero se decidió cuando vio que el reparto carecía de nombres taquilleros, para tratar de motivar a los espectadores e impulsar la taquilla.
Según algunos elogiosos comentarios, Anthony Hopkins ha vuelto a entregar una actuación excepcional en The Father, que explora el tema de la demencia senil y la desconexión que provoca esa enfermedad respecto al espacio, el tiempo e incluso la identidad. Florian Zeller adaptó para el cine su obra de teatro homónima, en la cual el mundo se contempla desde la perspectiva de un hombre que cada vez entiende menos lo que está ocurriendo a su alrededor, pero que se esfuerza por ocultar sus confusiones para que la familia ignore la profundidad de su padecimiento. Ambientada en Londres, la película presenta también a la siempre eficaz Olivia Colman en el papel de la hija cuidadora y a Rufus Sewell como el yerno.
Edición número 68 del Festival de San Sebastián
La Concha de Oro coronó a la película georgiana El comienzo, de Déa Kulumbegashvili, que ya había ganado el premio de la FIPRESCI en Toronto, y simplemente arrasó en San Sebastián, pues además del premio máximo se llevó los galardones a mejor dirección, guion y actriz para Ia Sukhitashvili. Se trata de la cruda denuncia de la persecución de testigos de Jehová en Georgia, un país habitado por un setenta por ciento de cristianos ortodoxos.
Para mostrar esta sociedad cerrada mentalmente y exponer el ataque de un grupo extremista a una comunidad de testigos de Jehová, Déa Kulumbegashvili utiliza el formato 4:3. Además, la estremecedora película está resuelta en unos cincuenta planos secuencia y dos o tres eficaces movimientos de cámara, que ayudan a concentrar el argumento en torno a Yana, la esposa del líder de la comunidad de testigos de Jehová, una mujer que lucha por encontrar sentido a sus deseos.
El premio especial del jurado reconoció a Crockof Gold: Afew rounds with Shane MacGowan, de Julien Temple, muy conocido por sus videos musicales y documentales como The Great Rock’n Roll Swindle (1980) y The Filth and the Fury (2000), ambos relacionados con el mundo de los Sex Pistols. Temple vuelve a las andadas, indirectamente, cuando le rinde homenaje al poeta y cantante punk Shane MacGowan, y entreteje la biografía con testimonios de otros personajes, animación, fragmentos de películas irlandesas clásicas, fotografías, etcétera. Inspirado en iconoclastas como Jean Vigo, Luis Buñuel y Jean-Luc Godard, Temple renueva la repetitiva estética del llamado rock documentary.
San Sebastián se despidió con una gala dominada por la exhibición de la producción colombiana El olvido que seremos, del español Fernando Trueba, anunciada primero como parte de la sección oficial del Festival de Cannes y luego elegida para clausurar el evento. Basada en la novela del mismo título de Héctor Abad Faciolince y con un reparto que encabeza Javier Cámara, el filme cuenta la historia real de Héctor Abad Gómez, padre del novelista, y destacado médico y activista por los derechos humanos en la violenta Medellín de los años setenta. Héctor se entregará por completo a la causa de alertar sobre inminentes peligros a una sociedad intolerante que lo perseguirá́ hasta acallarlo.