De esos libros que son difíciles de conseguir y que, por razones no venidas al caso, tengo en mi biblioteca, y puedo por tanto consultar sin apuros y releer libremente, figuran dos. Está Sexualmente hablando. Artículos escogidos sobre sexo (Grijalbo Mondadori, S. A.), de Gore Vidal, literato e historiador que amo sobre todo por ese libro y por La ciudad y el pilar de sal y Una memoria. El otro volumen es El homosexual en Norteamérica (Compañía General de Ediciones), de Donald Webster Cory, una rareza más nombrada que leída.
Sexualmente hablando fue escrito y publicado en los años noventa del pasado siglo, mientras que el de Webster Cory, en 1951. ¿1951? Sí ―la memoria es fresca aún―, fue el año en que falleció el notable ilustrador alemán nacionalizado norteamericano Joseph Christian Leyendecker, nacido en 1874, quien a los ocho años se trasladó a Estados Unidos con su mamá, su papá y tres hermanos. Uno de estos fue Frank X. Leyendecker, también ilustrador, que, acaso preocupado por la creatividad incesante de su hermano, terminaría alcohólico y moriría por una sobredosis. Joseph lo haría casi treinta años después, un tanto olvidado y sin la fama de antes (años veinte, treinta y cuarenta), la cual manejó muy bien junto a su pareja Charles Beach, modelo que devino su administrador. A él le dejó un monto elevado de dinero para la época y le pidió que quemara aquello concerniente a la relación entre los dos. Eran otros tiempos. No imaginó los cambios que habría en el futuro. Beach cumplió con lo pactado, pero olvidaría que, en un baúl del estudio del artista se conservaba cuanto era evidente del amor entre ambos y varias de sus ilustraciones artísticas. Las imágenes, que comunicaban a los estadounidenses un conjunto de predisposiciones para con la nación y ellos mismos, fueron además concebidas a través de sutiles códigos para un público selecto: hombres homosexuales, luego llamados gays y, por último, «inscritos» al colectivo amplísimo LGBTQ.
Ni Gore Vidal ni Donald Webster Cory se refieren en sus libros al famoso ilustrador de las portadas de la revista The Saturday Evening Post, del encargado de esos influyentes afiches propagandísticos que durante la Primera Guerra Mundial estimularon la compra de bonos de guerra, del autor del clásico Santa Claus e incluso de su influjo en Norman Rockwell, figura más abarcadora que Joseph que, no obstante, reconocería la importancia de cómo un día los estadounidenses desearon verse de otra manera.
Por fortuna, el hermoso y breve documental Coded: The Love Hidden of J. C. Leyendecker (Ryan White, 2021) rescata la figura de quien, vistiendo a un modelo masculino, lograría un canon de belleza que se impuso en Estados Unidos y recorrería el mundo. Ábrase si no la revista Bohemia de los años en que Leyendecker marcaba un antes y un después en la publicidad y moda del hombre joven, atlético y deseado por muchas mujeres y hombres, cuando no envidiado por la homologación heteronormativa. Sin embargo, Leyendecker estableció a su modo un mismo registro representativo con algunas variaciones a partir del prototipo de Charles Beach. El estilo necesita de una indudable constancia ideoestética.

El documental de White acierta en su función de rescate y homenaje a un protagonista bastante escondido por la propia historia. Es verdad que en 1977 Leyendecker fue elegido para estar en el hall de la fama de la Sociedad de Ilustradores. Pero de su vida personal muy poco se sabía. Si bien fue en 1961 cuando apareció el baúl con sus bocetos, recortes de portadas y otras intimidades, su nombre era solo un relato apuntado de una época, una revista importante y la mansión construida con sus hermanos, a los que, por cierto, no se alude ni siquiera en el presente documental.
Mas no es imprescindible la mención de todos los del apellido Leyendecker, máxime cuando el superobjetivo de White es crear un vínculo entre una historia personal desconocida con las ganancias de la comunidad LGBTQ. La actitud y aptitud del protagonista encaminaron directa e indirectamente a creadores y formas de vida que ya no suelen asociarse a la anormalidad o la amoralidad.
Narrado por Neil Patrick Harris, quien interpreta a Joseph Christian Leyendecker, se le suman las presencias de Jari Jones, Judy Goffaman Cutler y John T. Nash. Coded… es asimismo destacable por resolver el pasado del protagonista mediante una técnica de animación estilizada, de líneas notorias y fondos vibratorios. La recreación del pasado favorece en especial al modelo-amante de Joseph, habida cuenta de que sobre Beach lo que parece quedar son todos esos hombres aceitosos o vestidos que el ilustrador creó. Pero, en honor a la verdad, la técnica animada le da prestancia al relato y ameniza la narración. El director se apropia de imágenes de archivo y fotografías de cuando Leyendecker fue a formarse en París y arma una suerte de pastiche audiovisual.

En la etapa de despido de Joseph, y de vejez y limitaciones de él y Beach, las revistas «pastel de carne» habían alcanzado un éxito indiscutible exhibiendo a modelos fisiculturistas en poses homoeróticas y hasta desnudos, como lo hizo Physique Pictorial, del pionero de la pornografía gay, Bob Mizer. La película documental Beefcake (Thom Fitzgerald, 1998) aborda a la par los atrevimientos de Mizer y las iniciativas audaces para aquella época de la empresa Athletic Model Guild (AMG). Joseph Christian Leyendecker iniciaría de forma no declarada el camino incluso de Tom de Finlandia, pero lo haría con las sutilezas del creador arrestado que intentó sobre todas las cosas y contra muchos obstáculos ser feliz. Se termina Coded cuando tiene que hacerlo y uno quiere ver más. Te deja con buenísimas vibras en lo que es un registro queer tan sencillo, pero muy diferente. Enhorabuena el estreno de Coded: The Love Hidden of J. C. Leyendecker, ganador en 2021 del mejor documental corto del Festival de Cine de Tribeca. ¿Será excesivo esperar por un largometraje de ficción? Ojalá lo haga un director no tanto valiente, sino lo suficientemente atinado.