Hace casi seis décadas, en abril de 1963, el entonces joven cineasta Octavio Cortázar (1935-2008) comenzó a realizar una serie documental a partir de entrevistas relacionadas con la vida de la cantante y actriz Rita Montaner (1900-1958), figura cimera de la música cubana. Este proyecto se vio interrumpido cuando Cortázar, quien después dirigió filmes tan destacados como el documental Por primera vez (1967) y el largometraje de ficción El brigadista (1977), a mediados ese año viajó a Checoslovaquia para realizar estudios de cine. Al regresar, cuatro años después, al parecer, motivado por otros proyectos, abandonó definitivamente la idea de realizar la serie. Incluso, no sabía adónde habían ido a parar las grabaciones.

Durante muchos años, los fonogramas, como tantas veces ocurre, insistieron en permanecer ocultos y alejados de la perspectiva pública.
A finales de 1982, poco antes de abandonar su cargo al frente del ICAIC, Alfredo Guevara hizo llegar al Archivo de Sonido un grupo de cintas magnéticas de un cuarto de pulgada que tenía en la oficina de la presidencia, entre ellas las del frustrado proyecto de Cortázar. Desconozco por qué Alfredo procedió de esa manera tan inusual, al retener bajo su control un material de producción, pero intuyo que su acción pudo estar dirigida a proteger la imagen de la polémica artista ante una posible utilización ilegítima.
Al hacer pública en la década del noventa la transcripción para su publicación en La Gaceta de Cuba, a pesar de que le expliqué cuándo y cómo habían llegado las cintas a nuestro poder, Octavio no quiso involucrar el nombre de Alfredo en el episodio del resguardo de las cintas y sugirió que habían sido encontradas accidentalmente en el Archivo.

En este primer capítulo ofrecemos la entrevista realizada por Octavio Cortázar el 26 de abril de 1963 al afamado compositor y director de orquesta Gonzalo Roig (1890-1970), uno de los pilares del arte lírico en Cuba, autor de la canción «Quiéreme mucho» y de la zarzuela Cecilia Valdés. Fue mi propósito comenzar por este documento, por ser la visión más lúcida y equilibrada de la serie sobre la trayectoria de Rita Montaner.
He querido ofrecer estas grabaciones, a pesar de algunos aspectos por los que hubiera deseado no hacerlo. Hurgar en la vida íntima de una gran artista solo puede ser éticamente válido cuando esté en el ánimo entender o justificar un aparentemente cuestionable comportamiento social. Liberados de esa pesada carga, solo resta escuchar atentamente, con el mayor respeto y comprensión.