Al igual que para Europa el neorrealismo fue expresión de una necesidad de fe e ilusión, la posguerra trajo a Cuba un clima de promesas y anhelos —que en lo político se manifestó con la irrupción de un líder como Eduardo Chibás—, cuando se apodera del panorama social la radionovela El derecho de nacer, de Félix B. Caignet (Santiago de Cuba, 1892-La Habana, 1976). El pueblo necesitaba creer en algo o en alguien y sumergirse en un mundo donde siempre triunfara la justicia, para seguir creyendo que era posible la esperanza. Pero también, necesitaba oír hablar de miserias ajenas en un intento de olvidarse de las propias. Escuchar una radionovela sería entonces como orar cada noche para que los sueños se hicieran realidad.
No es posible entender las obras del pasado aplicando unos juicios de valor del presente, sin tomar en cuenta el marco social en que se desarrollaron, y mucho menos si se filtran criterios fundamentados en los prejuicios de las élites culturales. Esas mismas que se burlaron de Caignet hasta que tuvo que venir, décadas después, Gabriel García Márquez para cuestionarlas. Pero el santiaguero, un hombre propenso a las frases, solía responder a las mofas de que era objeto con un dicho: «El rayo no le cae a la verdolaga».

Desde su natal Santiago ya se dio a conocer como autor de programas infantiles y seriados como Chan Li Po, al igual que por una destacada obra musical, con éxitos entre los cuales están «Te odio», «Las frutas del Caney» —popularizados por Rita Montaner y el Trío Matamoros, respectivamente— y «El ratoncito Miguel», entre muchos otros. También compuso para incorporar a la trama de El derecho de nacer la canción «En silencio», interpretada por la actriz Xiomara Fernández (1917-2004).
El derecho de nacer alcanzó el más alto índice de audiencia (más del 42 por ciento) obtenido en Cuba, solo comparable al que logró otra radionovela suya, Las aventuras de Chan Li Po, en 1937, y que fue de inmediato llevada al cine en la que sería la primera película cubana sonora, La serpiente roja.
La creación de la productora cinematográfica Cub-Mex para trasladar al celuloide sus propias obras, fue una muestra de la pericia de Caignet para los negocios, aunque, como él mismo expresa en la grabación que ofrecemos aquí, fue El derecho de nacer lo que le dio «el derecho de vivir».
La grabación corresponde a un fragmento del noticiero CMQ-Radio, del 3 de febrero de 1958, en el que se anuncia el estreno en televisión, para el sábado 8 del mismo mes, de El derecho de nacer, versión en 35 capítulos (condensación de los 314 originales) que durará en el aire por CMQ-TV hasta octubre, después de casi una década de la trasmisión radial y seis años de la versión fílmica mexicana de 1952.
Esta sería la primera de las más de diez versiones televisivas difundidas en América Latina. Entre las más significativas, pueden incluirse las exhibidas en Puerto Rico (1959), Ecuador (1960), Perú (1962), Brasil (1964, 1978, 2001), Venezuela (1965) y México (1981, 2001), entre otras. Tan grande fue la popularidad de El derecho de nacer, que una encuesta internacional entre especialistas reconoció hace unos años a Caignet como el escritor radial más influyente en América Latina.
La muerte a mitad de la radionovela de la actriz en el rol protagónico, la española María Valero (1912-1948), atropellada por un auto una noche cuando cruzaba la calle para ver un cometa, y la incidencia que tuvo en el argumento la ausencia temporal de un actor que se negó a seguir trabajando si no le aumentaban el sueldo, lo que obligó a Caignet a quitarle la voz provisionalmente al personaje, son dos de los acontecimientos singulares que marcaron el transcurso de la obra radial.
Otro hecho significativo es que el éxito de El derecho de nacer convirtió la CMQ en la emisora más importante del país, mientras que la RHC Cadena Azul, que había ocupado ese puesto por muchos años, se desplomaba hasta desaparecer, cinco años después.
En conmemoración, este 25 de mayo, del 45 aniversario del fallecimiento de Félix Benjamín Caignet Salomón, ofrecemos ahora en su propia voz este pequeño homenaje.